.Ayer me has preguntado que regalo quería, y no he sabido responder; solo he sonreído y te he dicho:
- ¡Deja, si no necesito nada!
- ¿Es que te parece poco lo que me das?
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Al día siguiente no pude reprimir el deseo de escribirle estas palabras como tantas otras veces.
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" Vives conmigo. Te veo todos los días. Por las mañanas tu beso me despeja, refunfuño porque tengo sueño, me estiro y por un rato no te dejo descansar, pero, ¡me gusta tanto esa intimidad caliente de tu piel!
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-¿Me quieres?- Me pregunto.
Si, claro que me quieres. Me lo dices cuando te pregunto. Me lo dices cuando pones el cojín sobre tus piernas y me duermo sobre el cuando terminamos de comer y sobran unos minutos antes de marcharnos a trabajar. Cuando buscamos un rincón en la casa, entusiasmados, antes de sentarnos a comer. Me lo dices cuando hablamos del mundo, de la gente, de tus películas favoritas, de la familia, cuando me cuentas sobre tus padres, tus años de colegio y tus aspiraciones, cuando nos reímos de algo absurdo mezclando lo real y lo irreal y acabamos jugando a peleillas como los niños pequeños, desfogándonos mientras el tiempo se quema y se consume la luz azul junto a la cama.
Me gusta como me miras por encima de las gafas agachando un poco la cabeza si crees que no te veo o para provocarme una sonrisa de complicidad. Me gusta como me coges con timidez de la mano en la calle aunque sientas un poco de verguenza que en ocasiones consigo que olvides, como me abrazas en cualquier lugar de la casa y me pides un abrazo y un beso.
A ti te gusta que te abrace cuando en la madrugada nos damos cuenta de las pocas horas que quedan para que llegue el amanecer, y dejando una pequeña luz encendida quieres que me duerma sobre ti como si fuera una ranita, aunque al instante estes dormido y crea que mi peso no te deja respirar; y a mi me gusta que te guste.`
.Por eso, no necesito que me compres un regalo".
Eloisa
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