21 noviembre 2009

POEMA

CANCIÓN A UNA PERRA ABANDONADA



Salía hoy a pasear con un destino fijado
con el tiempo bien medido y  quehaceres calculados
mercado arriba y abajo para no llevarme nada,
solo observar a la gente como carga de manzanas,
de lechugas y tomates y alguna que otra rebaja,
cuando en medio de la plaza escucho que alguien me llama
y me detengo con desgana,
alerta y la frente alta; no importa lo que me hablan,
chismes que no me dañan;
me encamino hacia las plantas: menta, romero y albahaca...
que no pensaba comprar pero le van a mi casa
para adornarla de aromas que me transformen el aura
de colores positivos, de alegría y mucha calma.
Me alejo por la calle arriba, por el parque y otra plaza
con los libros en la mano y las plantas embolsadas
por esas calles que cuestan porque están muy inclinadas.
En la biblioteca estaba cuando de nuevo me llaman, giro
otra vez la mirada, y me encuentro a un alma hermana
que me recuerda - esta noche no has de faltar en la sala -;
asiento sin estar segura de querer hablar de nada, y de nuevo,
cuando bajo a la otra planta, me preguntan por el día,
por mis cosas, por mi casa, y  por las plantas,
si quiero llevarme un tomo de poemas que regalan.
Cuando estoy de vuelta a casa, calle abajo, por el parque
una vecina me para y me cuenta que mañana
tiene una celebración y debe ponerse guapa ...
y mas charla y mas palabras.
Ya estoy cerca de mi casa.
He llegado muy cansada, dejo la bolsa y las plantas, ...
dejo... toda la mañana, y salgo otra vez de casa.
Con el pan y ya en la entrada me hacía la despistada
pero saludo de nuevo a una mujer trastocada que me cuenta
porque en el fin de semana no estuvo donde esperaba,
y las cosas del azar, 
al hacer esa parada por tener que acompañarla,
cambié de puerta, y allí estaba,
la perrita abandonada, muy pequeña y muy preñada,
con una triste mirada y las orejas tan largas que casi
le tapan la cara, meneando el rabo contenta
cuando vió que me acercaba,
como otras veces lo hice para calmarle la gana;
y al pensar en su mirada y viendo que me llamaba
la levanté hasta mi hombro y me la llevé a mi casa;
no tiene nombre ni ama, no tiene cama, ni agua
pero tiene una mirada de ojos de almendra asustada ...
un hocico de carbón y un pelo de miel, dorada...
tan pequeña y tan preñada...
esta perra abandonada...

Eloisa

Aquí teneis algunas páginas, y podeis encontrar muchas mas, que no siempre son agradables, pero tal vez sirvan para enseñarnos a ver. No salgas de aquí sin verlas.