25 mayo 2009

EL PEQUEÑO QUE CREYO COMERSE AL GRANDE

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Este es un vídeo que alguien me envió por e-mail. No se si tengo permiso para difundirlo aquí, pero merece la pena verlo.
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..... No puedes dejar de verlo
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Nos encontramos tantas veces en situaciones similares a los protagonistas de este vídeo, que no me fue posible dejarlo de lado.
La lucha a la que nos vemos sometidos día tras día y nos hallemos donde sea es tal, que las personas no tenemos mas remedio que crearnos un pequeño mundo de ilusiones en el que dibujarnos venciendo al mayor de nuestros enemigos.
Es infinito el número de ocasiones en que nuestro ritmo se rompe por que el azar que es caprichoso se fija en cualquiera de nosotros para ponernos a prueba.
Resulta un poco trágico comprobar lo frágiles que somos, porque nosotros al contrario que el pequeño oso, carecemos de espacio suficiente para huir; nunca hay lugar bastante seguro donde refugiarnos, y como le sucede al animal nos sucede a las personas y nuestra lucha en ocasiones se produce en apenas unos metros o centímetros de nuestro enemigo y en la instintiva huida acabamos al borde de extinguirnos. Afortunadamente disponemos de algunos recursos mas que la fuerza y el amedrantamiento para defendernos, y tan eficaces como estos.
¿Qué sería de algunos de nosotros si la inteligencia, la intuición, la misma picardía, la constancia, la buena fe, la prudencia, el entendimiento, o, la agilidad, la seducción, la cultura....no formasen parte de nuestras habilidades?.
Lamentablemente no por haber alcanzado la edad adulta, las personas somos grandes y poderosas como la enorme osa protectora; entonces somos heridos una y otra vez como hiere la sequía a las bellas flores que se aventuran a crecer en medio del camino polvoriento. Afortunadamente no son la edad ni el género, ni los conocimientos, requisitos para poseer el don de la sapiencia, ni el poder para vencer siempre al enemigo, si no el instinto de supervivencia, el valor, y me atrevo a decir, que el propio miedo son a veces las mejores defensas que las personas poseemos y las que pueden hacernos grandes ante los mayores desafíos.
Pensaré en esto que escribo con la suficiente paciencia para estar segura de que no me equivoco y si comprendo que así fue, haré lo conveniente.
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Que cada uno saque su propia conclusión.