10 mayo 2009

APRENDER A QUERER

Quizás no sepa explicarme para que cualquiera entienda por que me he sentido demasiado unida a él. Porque reaccioné como si mi vida y la suya estuvieran sin remedio relacionadas, y porque miles de veces deseé suerte para los dos. Tal vez, todo fuera un fruto que decidió crecer y madurar en mi interior, y por eso cada mañana me repetía que duraría infinítamente cuando estaba jugando a imaginar que las ilusiones debían de tener algo que las hacía parecer realidades.

Nunca sabré porque necesité tanto de él. ¿Porqué probé a enamorarme y que se enamorara en tantas ocasiones si nunca encontraba el amor en ese camino?.
Como esa noche me dijiste, has tenido el amor cerca muchas veces, y sigues teniéndolo". Pero no, lo tengo para mi, lo tengo en mi.

Me resultó siempre sencillo, muy fácil, que despertaran en mi un montón de sentimientos alborotados que urgentemente precisan ordenarse, y se que solo lo conseguirán cuando alguien se de cuenta de quién soy, sin anularme, estando cerca de mi, conmigo.

Cuando creí que por fin lograría ordenarlos, enseguida supe que era un orden que tenía mas de ficción que de real. Era un orden en el que él siempre conseguía ganar algo satisfactorio, algo que desde el comienzo pudo llamarse amor porque decidimos darle una oportunidad y que así fuera, desde que yo quise e hice que lo fuera necesario. O, tal vez, solo fue una simple atracción que le resultó muy fácil de enmascarar de amor, y entonces, mi niño querido, ¿Qué era lo que estabas haciendo?. ¿Que era lo que yo hacía?.

Yo nunca he necesitado buscar el amor, ni precisé encontrarlo. ¡Si ya lo tenía!. Si está en mi. Tan solo debo entregarlo y sin ningún esfuerzo dejar que penetre a través del espacio, sin prisa, dejando que el instinto y el destino decidan hacia donde debe ir, a quién puedo amar.

Las sensaciones son una prueba perfecta en el amor, pues son las sensaciones las que determinan donde penetrar y de donde huir; ellas encuentran el corazón donde mejor reposar, y fueron ellas las que se alojaron en él, en un hombre ni bueno ni malo, ni apasionado ni frió, mas inmaduro que con madurez, no mas alegre que triste, ni pacífico ni exhaltado, menos reaccionario que cómodo, ansioso y al tiempo apacible, terco, orgulloso, poco generoso y algo dominante, etéreo y material a la vez...

Se alojaron en él, el niño querido, y porque mis sensaciones me guiaron allí, y porque fui incapaz de desconfiar de ellas, porque me atraen poderosamente, porque siempre son mis aliadas, me alojé allí. Ellas decidieron escapar una noche y viajar en busca de lo que querían. Creí que no me engañaban, estaba segura, por eso pude llegar a decir un "Te quiero" y convertirme en viajera, en un cuerpo infinítamente deseoso, en una niña de lágrima fácil y caprichosa; y acabé convirtiéndome en aquella anciana pensativa que se alimenta de recuerdos que parecen siempre cercanos, casi presentes.

Pude convertirme sin esfuerzo en una deshinibida aliada de tus sensaciones. Pude ser una chica moderna de ciudad. Pude ser y fuí una ruda aldeana que se alejó del mundo y aceptó los estragos de una convivencia solitaria y enfermiza.

Mis sensaciones y tu decidisteis por mi; ellas me convirtieron en lo que fui. Confié en lo que ellas me decían, como siempre, querido niño. Si ellas me pidieron que me acercara a él, me acerqué. Si me pidieron que no reprimiera mis impulsos, dejé que estos volaran libremente. Si me pidieron callar, callé y solo soñé con los pocos buenos recuerdos que pudieron regalarme. Si me pidieron hablar, hablé, y por hablar perdí.

Pero mis sensaciones son sabias y sus días ahora son lúcidos a pesar de haber viajado a través de espesas nieblas. Me dijeron que permitiera a mi corazón ver con nitidez dentro de mi y dentro de ti. Y lo hice. Y de nuevo confié en ellas cuando me dijeron que nada temiera perder pues nada se pierde cuando nada se tuvo.
Un día extraño niño querido. ¿Un día? o ¿Todo un mundo extraño el que ofreciste y en el que viví?.
Eloisa