25 abril 2009

CUANDO LOS CISNES CALLAN.

- ¿ Qué nos puede suceder ?. Decía un cisne a otro cisne. - A ti, ¿ qué te puede suceder ?, le decía el cisne blanco al cisne negro. - Prefiero no pensarlo. Pero... ¿Qué puede suceder ?, insiste en preguntarse.
Cuando cuello negro calla, todo un universo se agita precipitando - cual cisne agonizante tras fracturarle el cuello un brutal asesino - baja la frente hasta el duro suelo contra el que chocarán los miles cascotes, escombros, cristales, pedacitos de casa; desde el tejado a los cimientos. Se precipitarán trocitos de sábanas estampadas de flores, tupidas cortinas a jirones, platos, cajas de suaves pañuelos, a montones... Cae de todo cuanto guardó en el baúl inmenso del corazón.
¡ Cuando cuello largo calla...!.
Algo estalla y se queda encerrado y oculto bajo sus plumas simétricas, perfectamente ordenadas. Plumas húmedas de pequeño estanque, morada y carcel perpetua donde morirá cualquier día sin ver el resto del inmenso parque que lo alberga.
- ¡ Ay, cuando cuello negro calla !
Cuando el cisne blanco le pregunta y después ambos callan. ¿ Qué ocurre ?. El cisne negro dobla herido su cuello, lo hunde bajo la superficie del agua ...y calla. Pregunta, y calla. Enmudece y calla. Observa, y calla. Mira el fondo del estanque, nota la herida que su cuello aguanta, y permanece sumergido como si en ese fondo el alivio buscara. Pero no ve nada. Remueve con su pico el fango; todo se embarra, el agua se vuelve turbia ensuciando lo bello que lo rodea.
Y el cisne negro, calla.
Eloisa