10 octubre 2009

EL AMOR EN SU TRAMPA. LA HISTORIA DE EROS Y PSIQUE.

Buscando por ahí algunas historias de amores y desamores, y siendo como soy algo entusiasta de la mitología en general, encontre un blog  lde título "Jorge Gamero Paguaga", igual que el nombre de su autor, que por sus expresiones y su intención, me gustó; y encontré esta entrada sobre Eros y psique que me he permitido alojar aquí, espero que con su permiso.
Os recomiendo que os acerqueis a sus páginas y podais encontrar en ella la diversidad, lo mismo que yo encontré. Es  esta:
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Supo Afrodita acerca de una princesa, la más bella y sublime de las mortales, y de la ira, los celos y la envidia, fue presa inmediata la olímpica beldad, la diosa de la belleza, altanera y soberbia, no permitía que nada ni nadie la eclipsara, menos aún una humana, aunque fuera hija de un rey, con poderes terrenales
Y para acabar con ella, a los más bajos instintos recurrió la sensual deidad, y encargó a su hijo Eros poner fin a lo que su ego y vanidad perturbaran…
El jovial dios del amor, complaciente e implacable, cumplía su fatal misión, llegó a su destino y lanzaría su infalible saeta en el pecho de Psique y la princesa caería rendida de amor al más horrible ser que existía…
Pero al ver de lejos tan sublime belleza, tiró la flecha al sucumbir su corazón, y el alado dios, responsable de crear el sentimiento que no hay quien explique cayó en su propia trampa, y comenzó a sentir lo que jamás imaginó que algún día él sentiría…
Los terribles designios del oráculo de Apolo, indujeron al rey a desposar a su hija con la horrible bestia, pero el dios alado, ya presa de sí mismo, logró evitar desgracia tan funesta..
Psique quedó dormida, y al despertar, se encontró en un lugar radiante y hermoso, donde Eros la llevara con la ayuda de Céfiro, el viento de poniente, y donde la amara día tras día y conociera de las mieles del sentimiento que él mismo imponía, y ella, correspondía, a su amado desconocido, a quien amaba con su alma y su mente… su amante de las noches, a quien no debía ver su rostro y sólo podía amar a oscuras, siendo la única manera de amarse y ella de salvarse de Afrodita y su terrible pesadilla.
Y pasado algún tiempo, fruto del encuentro, entre la pasión y la ternura, una nueva vida en las entrañas de Psique se formaría, y la princesa tenía dos hermanas que la amaban, y con ellas su felicidad compartiría, sin saber que ellas, con recelo, su felicidad miraban y eran víctimas también de la envidia.
- “¿Y si es un horrible monstruo?”-, le decían, - “Ve y mátale tú, antes que él ponga fin a tu vida…”-
Y la duda se clavó en la mente de Psique, dejándose llevar por la intriga…
Una noche, dormido su amante, encendió la vela que pondría fin a su tortura, y con daga en mano, por si de una bestia se tratara, tenía que estar segura…
Su sorpresa fue suprema, cuando a la luz mortecina, viera el rostro de Eros, el mismo dios del amor, el implacable y travieso, el hijo de la bella pero terrible Afrodita. Y entre sus nervios, al mover bruscamente la vela, se derramó una gota de cera, y al caer en su hombro, el dios alado de inmediato despierta, y desconcertado, no puede creer lo que tiene ante su vista,
- su amada, víctima de la duda… y ya no sería como era… ya no podría ser su amada y debía dejarla a su suerte más funesta…
Y sintiendo el dolor de la traición, Eros se fue, quedando Psique desolada.
Y ella… sumida en su desgracia, se fue a vagar por el mundo, donde Afrodita, sin perder tiempo, le envió los peores y más severos castigos, haciéndola compañera de la tristeza y la soledad, humillada y despreciada, ignorada por los dioses y humanos, fue presa del dolor más profundo, donde sólo los animales y las plantas fueron sus fieles amigos…
Y tras mucho tiempo y las más terribles pruebas, Afrodita la envió a los infiernos, al reino de Hades, y donde la reina Perséfone, la hija de Ceres y Zeus, le entregaría un cofre que guardaba la belleza inmortal y divina…
Psique cumplió su cometido, no sin antes pasar por los horrores del averno, y la curiosidad, hizo de nuevo presa de ella, sin poder reprimir sus deseos, abrió la caja y entonces, cayó en un fatal sueño, y así su vida casi termina…
Afrodita se goza de su triunfo, las hermanas felices se divierten.
Sí… hay quienes celebran la tragedia, pero hay alguien que no quiere su muerte…
Eros… quien fuera en su confianza traicionado, nunca dejó de amar a Psique, el mismo dios, responsable de crear el sentimiento que no hay quien explique…, ni él mismo siquiera, aunque sus flechas certeras cumplieran su misteriosa tarea.
Eros, olvidando el rencor, el odio de su madre vengativa y bella, y que él era el mismo dios del amor, que hace caer en sus redes a quien sea, pero no a sí mismo, como nunca antes sucediera, sin importar que se enteraran los dioses y los humanos, voló desesperado donde yacía su amada, se acercó y con ternura, en sus brazos la sostuvo, y con un beso sublime, trajo a Psique de lo más lejano…, y sonriendo, se vieron a los ojos, sin decirse en un momento nada, la princesa, al despertar y verlo, su llanto no contuvo, y Eros, esbozó una sonrisa y le vio con tierna mirada…
Y el dios alado, del poderoso Zeus logró su favor, y de su madre temible, la paz tan ansiada...
Psique ganó la inmortalidad, y juntos, en el Olimpo, la felicidad tan anhelada.
Ya no hubo más odio, envidia, penas, rencor, tristeza, soledad, ni dolor.


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