Y si en esta ocasión no quise que el texto llevara mis palabras, fué por evitar dejarme llevar por algún vago, o no tanto, sentimiento que pudiera desviar el contenido que pretendía.
La foto es de un paseo en un parque de mi ciudad
Ante todo hoy pediré disculpas por reiterarme en esta última confesión postera. Por más que no quiera insistir en temas ya tratados, la rabia es débil, y mi necesidad de premiar a los héroes sin nombre también lo es.
Existen héroes y heroínas de acera sucia que muestran el lado vencido del alma, que brindan con nadie y acaban incluso por dejar de espetar agrias respuestas a la vida.
La gente vencida o destrozada (ya sea por falta de suerte o por negligente abandono y falta de coraje) puede tender fácilmente al desagrado, a enseñar los dientes y a devolver sus heridas con desacierto, a reir nerviosamente y menospreciar al resto con un claro gesto amargo de "a mí que me vas a contar".
Qué dificil es mostrar los huesos y pedir ayuda. Qué jodido pensar que así se está por debajo de los demás...como si los niveles de altura fueran algo tangible. Quién dicta quién está por encima y quién por debajo de quién. Con la mala leche el perdedor pierde puntos. Se escora un poco más al rincón de los perdedores, con orejas de burro y sujetando dos libros de inteligencia emocional.
Pero cuando veo brillo en los ojos del perdedor, una sonrisa intermedia hija del reir por no llorar, un gesto de cuidarse y quererse uno mismo ante todas las cosas aunque lluevan puñales, y el respeto por bandera aunque ganas de matar no falten, ahí mi alma queda rendida ante la belleza de la dignidad. Ahí nacen héroes desde el útero del silencio. Dignos seres humanos con muchísimas cualidades para superar grandes retos y conseguir que la suerte les llegue sin avisar, que se siente junto a ellos en el parque y solo diga: perdón por el retraso.
Este texto pertenece a:David,
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