07 junio 2009

DESPUES DE LA NOCHE, EL DÍA (diario de Julio 2008)

"DESPUES DE LA NOCHE, EL DÍA" 

Apenas amaneció.
Ahora una noche mas
 atrás queda,
en mi recuerdo.
El cielo aún se ve nublado
cesó de soplar el viento.
los árboles están quietos
y una mezcla de sonidos 
que apenas se distinguir,
 son  todo trinos de pájaro.
El perro se ha despertado
y viene corriendo hacia mi,
 y aulla para llamarme,
araña la puerta y  llama.
Ya es mayor y aun caprichosa,
es nerviosa y es rebelde,
es bonita y habladora. 
La otra perra también  llama,
detrás de ella viene a verme .
Estos momentos  me gustan.
Desde niña despertaba
muy temprano cada día,
me gustaba entretenerme
 despistada.
Hemos paseado juntos 
yo y el amanecer;
he sentido que la calle
era un mundo diferente,
donde respiré silencio,
no aprecié  prisa en la gente,
los coches aun no resonaban,
 solo algunos animales 
saltaban al lado mio 
 en el mismo amanecer,
despertando de sus sueños
como volviendo a nacer.
Me parezco un poco a ellos.
A esta hora tan temprana
casi resulta un pecado
pensar en el nuevo día.
Los árboles se me acercan,
se olvidan de parecer
seres malos, misteriosos, 
dejan de ocultar peligros
en la oscuridad de ayer;
se convierten en gigantes,
amigos de gran altura
que parecen vigilarme,
como un padre, vigilantes
para evitarme el dolor.
 Todo a esta hora es admirable.
Cada ser y cada cosa,
todo en su lugar está.
Todo sería  perfecto,
como lo es este momento
 para mi,
para mi espíritu,
si no es porque existes tu,
si no es,
porque existo yo.
En la habitación de al lado
el duerme, y  tal vez 
no recuerde hace ya tiempo
un momento como este; 
tal vea nunca. 
Si supiera despertarse
antes del amanecer...
si lo hiciera alguna vez...
los dos podríamos sentir
 la vida junto a nosotros;
tal vez hubiera ayudado
a poder vivir la vida,
a seguir la vida amando
la tranquilidad que ofrece
el apreciar algo bello.
 ¡Tán cerca está de nosotros!
¡Tendríamos, el alma llena! 
¡La serenidad, como tenemos la Tierra!
 ¡Nunca habría que perderla.
Son las siete,  y
a través de la ventana
veo unos rayos de sol.
Las nubes,
 que oscurecían el cielo
se alejan,  pocquito a poco,
y los trinos de los pájaros
me parecen ya mas tenues,
 ya encontraron su alimento ,
y solo quedan piando
unos pájaros  pequeños,
(nacieron este verano),
insaciables todavía,
o los que se regocijan
por el frescor de la tierra. 
Los perros del vecino ladran
inquietos si su dueño vuelve
o inquietos porque se marcha,
 En cualquier momento yo
también abriré la verja,
sacaré a mis perros  fuera
a correr entre la hierbas
a pasear entre las matas
sintiéndose  afortunados
como me siento yo ahora.
Esta calma de las plantas
augura mucho calor,
 alterará los sentidos de la gente
hasta ponerlos nerviosos,
y entonces,
comenzará el  ciclo,
 también yo sufriré el daño
que la vida ha reservado.
Esta noche dormí poco.
A sido una noche mas,
encendiendo incienso y velas
asomada a la ventana
para creerme mas grande,
 preguntándome si acaso
 me añoró y
por un momento, 
 le falté por esta noche.
No debo de preguntarlo.
Ya no.
Si  sintiéramos lo mismo,
ninguno habría dudado.
Ayer dimos un paseo
al terminar mi jornada,
me llamó  y lo acepté,
sabiendo que me llamaba
para limpiarse de un daño
que ya no puede limpiar.
Yo, ya no espero nada,
Yo, ya no intento nada. 
Paseos que  necesité....  
una sonrisa amable....
un amigo al que querer....
Me despido poco a poco
de la que ha sido su vida
y ha sido mi otra vida.
Separados  será libre.
Oigo que él se ha levantado
 mi tiempo  aquí ya se acaba.
Desearé en el paseo,
que el día me sea hermoso 
como fue mi amanecer.

Eloisa.

LA MAGIA DE CADA NOCHE (mi diario del verano de 2008)

. Se acerca la media noche. No se porque cuando miro hacia el reloj colgado de la pared y veo que las manillas aun no se abrazan en lo mas alto, creo que al día le falta mucho para finalizar. Es casi imposible que a esa hora me haya vencido ni siquiera el deseo de recostarme en el sofá. Y es curioso recordar que hubo un tiempo, breve, en que antes de las doce podía sobresaltarme un despertar que interrumpiera alguno de mis alborotados sueños. También hubo un tiempo en que ni siquiera me entretenía en mirar las manillas de un reloj porque me ocupaba mas del amor, la compañía de un cuerpo querido y unos silencios largos que escuchaban mis cuentos mientras se caldeaban mis pies siempre fríos. Para mi, las noches no dejan de ser mágicas si duermes o si desvelada espero que pasen sin pensar que después llega la luz del día; y si pierdes horas de sueño mirando el repentino anaranjado de las nubes moviéndose alocadas por el vaivén del viento, intentando encontrar la luna llena que esa noche no logra asomarse; entonces, no habrás perdido el tiempo. Sabrás, por que la misma oscuridad te lo dice, que no estas sola y que miles de seres minúsculos están viviendo junto a ti. Tiene mucho de mágica esta noche y la de ayer, y todas las que faltan por venir a jugar conmigo como si fuéramos brujas insaciables, ánimas perversas, fantasmas del pasado perdidos en el presente. Tienen de mágico, el cambio de olor de la suave fragancia a hierbas mojadas de escarcha, el olor de las piñas y la resina, y el repentino olor acre que te obliga a levantar la cabeza y mirar en todas direcciones intentando que desaparezca y mis sentidos no me permitan olerlo; ese olor que asusta hasta obligarte a cerrar las ventanas y puertas, a salir del lugar que hasta entonces era tu refugio, y donde desapareció la fragancia a sándalo que inundaba tu momento, impregnándose de miedo. Me voy de allí sabiendo que al traspasar esa puerta pienso que dejo encerrado al que con su olor acre me visitó. Debo esperar a que su paciencia sea menor que la mía y me permita descansar y dormir esa noche. Nunca dejarán de ser mágicas las noches que el mundo teme por que su oscuridad no quiere dejarnos ver a los demás y apenas a nosotros mismos. Pero yo no temo a las noches, ni a su oscuridad a veces tétrica, ni a sus cambio de olores con las extrañas visitas que lo acompañan, porque se que habré vivido una mas, antes de que sentada ante la ventana vea desaparecer la luna llena que pudo con las alocadas nubes anaranjadas, y el viento a ráfagas no logró hacerla abandonar su lugar. No la temo; me gusta porque se que pronto amanecerá conmigo dentro de la luz de ese nuevo día.
.Eloisa