"Sentada al borde de la acequia
miraba correr el agua
y la hojita de una planta
que por ella se arrastraba,
ilusionando el momento
de verla quieta en la playa.
De pronto, mis pies volaban
sorteando alguna rama
de limonero, naranjo,
parra, o de azalea podada
que se perdían ahogadas.
Imaginaba encontrarlas
varadas en una playa
esperándome mojadas
a que leyera las letras
que aquel día les gravara.
¡A falta de río! -pensaba-
¡A falta de playa! -lloraba-
Sentada junto a la valla
en aquella silla extraña
viendo como corre el agua,
detrás de mi chasqueaban
los chinarros que pisaban
los perros que me observaban
percibiendo en mis miradas
mucho mas que quien decía:
- " que era lo que mas amaba"-.
Imaginaba las ramas,
y la hojita, y las palabras,
en esa orilla varadas
esperando que llegara
para mostrarme calladas
los deseos que grabara.
Sentada al borde de la acequia,
los mirlos se me acercaban
con esos picos naranjas,
y alguna araña se sube
por el borde de mi falda,
como si olieran mi miedo
refugiada entre las brañas;
(oigo muy cerca la azada)
mientras me pierdo en el agua,
en las palmeras punzadas,
en las agujas de pino,
en aquella tierra extraña.
Sentada al borde de la acequia
pensaba,
soñaba,
amaba,
mientras de ella,
me alejaba.
Eloisa
(Prohibida la reproducción del poema)
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